jueves, 29 de enero de 2009

ITINERARIO POR LA RIBERA DEL JÚCAR(VILLALGORDO-FUENSANTA)




Sábado 24 de Enero, 11 horas, Villalgordo del Júcar .Eolo amenaza con descargar su cólera sobre nosotros, el termómetro tampoco acompaña; pero, pertrechados con un frugal almuerzo y buenas dósis de curiosidad,la madre del conocimiento, o nostalgia, remontamos, en desperdigada y alegre procesión, la orilla izquierda del río, alcanzamos el puente y cruzamos, no sin precaución, la corriente; al otro lado del cauce,nos espera Pedro Pablo Correas, miembro de la asociación de Amigos del Palacio de los Gosalvez,que actuará de "cicerone"; junto a él, un pequeño grupo de vacilantes turistas rurales, que no tardará en desertar, ante las acometidas de las bravas ráfagas de viento.Tras someternos al control amenazante de una doble formación de gigantescos y vetustos plataneros,a los que Eolo no para de animar sobre nuestras desprotegidas cabezas,y,
sortear sus despojos, que obstaculizaban nuestro avance, conseguimos llegar a los píes del palacio.

De estilo francés versallesco,construido en 1902, consta de edificio central con tres plantas y dos
alas de una planta ,a cada lado; frente a él cerrando el conjunto, los restos de la fuente de la zarina.Tiene 368 ventanas y puertas, y veinte estancias.Declarado Bien de Interés Cultural, categoría monumento, en 1993.El entorno, aparece salpicado de jirones de los antiguos jardines
afrancesados,con algunas especies exóticas ,como el pinsapo.En las immediaciones, fruto de un inusual espíritu empresarial por estos pagos, se levantaron factorías(papel, naval, alcohol, conservas, harinas e hilados), una capilla, almacenes, viviendas y una central hidroeléctrica; siendo Villalgordo el primer pueblo de España en estar dotado de luz eléctrica.

Esta suma de elementos, da al conjunto un valor extraordinario, de difícil, parangón en toda la región; pese al lamentable y avanzado estado de deterioro en que se encuentra, por la desidía de unos y la codicia-expolio- de otros. A pesar de ello, la Asociación de Amigos del Palacio ha trabajado duramente para conseguir su protección y rehabilitación, y, luchando contra las interminables trabas administrativas, la lentitud burocrática e intereses contrarios de toda índole,¡por fin!, ve cercano su objetivo; al ser adquirida la propiedad por una familia de hosteleros de La Roda; quíenes trabajan en un proyecto que nos ilusiona a todos los amantes del arte, la naturaleza y la historia; sin olvidar la interesante perspectiva de creación de empleo, doblemente necesaria en nuestro pueblos, para asegurar su existencia.

Reconfortados y reforzados, por el breve descanso en torno a un plato caliente, acompañado de un tinto comarcano; recomponemos filas y encaminamos nuestros pasos hacia el siguiente objetivo, el santuario de la Virgen de Fuensanta. Al llegar, comprobamos que Eolo ha desistido de frenar nuestro avance ,y, se bate en retirada desordenadamente, acompañado de una menguada cohorte de fieles cúmulos.

La aparición mariana, junto con el nacimiento de la fuente que da nombre al lugar, se produce en 1482.La fundación del convento trinitario en 1561, en su derredor se va formando una pequeña aldea, que se segrega de La Roda en 1672. Actualmente, el santuario-residencia de la patrona de La Roda y de Fuensanta-está formado por el templo, el camarín, el claustro y la fuente.El templo, de planta rectangular ,y una sola nave cubierta de bóveda de lunetos; gravitando por encima del crucero ,una cúpula sobre pechinas;al igual que en el camarín, de abigarrada composición y colorido.La portada es de estilo barroco.
El claustro fue erigido a finales del S. XVI;espacio cuadrado, de estilo renacentista, con arcos de medio punto y dos plantas de galerías porticadas, de gran pureza de líneas y modesta,pero encantadora ,elegancia. A sus pies,y junto al huerto, la fuente,protegida en un pequeño y pulcrísimo patio, acompañada por un pequeño algibe salpicado de cangrejos; con el manto freático aflorando a la superficie,en cuyos caños pudimos apreciar la calidad de su agua.También,en la planta superior del claustro, exploramos un museo etnológico,con piezas interesantes o significativas,que nos rememoraban escenas de nuestra infancia o relatos de nuestros mayores.

Como el frío se iba adueñando de nuestro cuerpo,a medida que languidecía la luz del sol, nos reconfortamos con un café;y, ante la sorpresiva y sorprendente "Villa Manolita",nos despedimos del pueblo y de nuestro compañero,Pablo Rueda;para retornar, ya anochecido, a nuestro respectivos lares, con la sensación de volver de un viaje a un pasado lejano en el tiempo,pero próximo a nuestro corazón.Mientras, el viaje continua ...


domingo, 25 de enero de 2009

CABALGATA ARTÍSTICA A LA TORRE DEL SALVADOR.




De la amistad que se profesaron Antonio Martínez y Benjamín Palencia proviene la colección de seis dibujos que exhibe el Museo Municipal de La Roda, fechados entre 1959 y 1966.
Tras su etapa “fauve”, en la que experimenta con las posibilidades expresivas de las texturas y colores del óleo en composiciones de gran formato, y como evolución de ésta el pintor barrajeño retoma su interés por el dibujo, que traza de manera espontánea y repetitiva en cualquier soporte, provocando engrosamientos que modelan el volumen de sus líneas como si se tratase de un “falso empastado”, exclusivamente visual. Para ello, y aunque no desdeña la plumilla ni el pastel, utiliza sobre todo rotuladores de colores con los que juega a describir una realidad inmediata y feliz. Se trata de plasmar imágenes instantáneas que, lejos de ser alegóricas, responden a la iconografía cotidiana del artista o a un momento concreto de su vida: el árbol, el jarrón, la campana, el pastor, la siega; la visita a Roma, el menú de Reyes… Hay siempre en los dibujos de Palencia un encuadre fotográfico que aquí parece realizado con cámara compacta. Muy atrás queda el “posado social” de la Segunda Escuela de Vallecas; éstas son obras para la diversión y la complacencia.
Me cuentan, además, que eran célebres las procesiones festivas de Palencia, los hermanos Martínez y demás añadidos al son de la caja de música.

jueves, 22 de enero de 2009

B.I.C.

El Boletin Oficial del Estado publica la declaración como Bien de Interés Cultural del Pozo de la Nieve de Alpera con la categoría de zona arqueológica.

http://www.boe.es/boe/dias/2009/01/21/pdfs/BOE-A-2009-1013.pdf
La Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español distingue que los bienes inmuebles que integran el Patrimonio Histórico Español pueden ser declarados de interés cultural bajo el tratamiento de Monumentos, Jardines, Conjuntos y Sitios Históricos, y Zonas Arqueológicas. Estas últimas engloban a lugares o parajes naturales "donde existen bienes muebles e inmuebles susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie, en el subsuelo o bajo las aguas territoriales españolas".

LOS RESTOS DE LA CONDESA DE VILLALEAL


Doña Maria Joaquina de Arce y Lara, Condesa viuda de Villaleal desde que falleciera su esposo Don Fernando Carrasco Rocamora en 1807, hizo testamento el 21 de septiembre de 1847 ante el escribano Don Manuel Salvador Víllora, tal y como consta en el Archivo Histórico Provincial de Albacete. Los albaceas representados en el documento fueron su nieto Don Joaquín Roca de Togores y Carrasco, y Don Diego Montoya.

Las disposiciones resultaron ser muy sencillas: quería ser enterrada en el camposanto de Albacete, y que se dijeran por su alma doscientas misas. Dejaba como heredera a su hija Doña María Francisca de Paula Carrasco, esposa de Don Luis Roca de Togores, Conde de Pinohermoso, estipulando como únicas mandas la entrega de 640 reales a cada una de sus tres sirvientas, y de media docena de cubiertos de plata a su albacea de La Roda, Don Andrés García.

Doña María Joaquina falleció el día 1 de junio de 1848, siendo enterrada en el antiguo cementerio de Albacete; este camposanto se situaba en las cercanías de la ermita de San Antonio Abad, y comenzó a utilizarse a partir de 1803, en respuesta a las nuevas ideas ilustradas y modernas con respecto a la higiene municipal. Gracias a ello, a finales del siglo XVIII comenzaron a prohibirse los tradicionales enterramientos en el interior de las iglesias, erigiéndose en consecuencia los cementerios en lugares mucho más adecuados a ello en zonas algo más alejadas del casco urbano.

En el sepulcro de Doña María Joaquina se colocó una losa de mármol de Carrara, sobre la que se labró un bello epitafio de influencia romántica en el que se glosaba sobre sus virtudes. A esta inscripción aludió su nieto Don Mariano Roca de Togores, Marqués de Molíns, en su obra "La Manchega", y el cronista albacetense Don Joaquín Roa y Erostarbe en su obra "Crónica de la Provincia de Albacete", publicada por la impreta Collado en 1891:

"Aquí yace (...) Matrona de Ilustre Cuna, de pronto afable y liberal carácter, de generosidad inagotable, de virtud ejemplar. Hija piadosa hasta la abnegación , esposa fidelísima aun en la viudez. No tuvo hermanos; fuéronlo para ella todos los albacetenses. Dejó una sola hija. Amó como madre a todos los desgraciados (...)".

Cuando en 1879 se inauguró el nuevo y actual cementerio de Albacete, sus descendientes levantaron un panteón en la parte más visible del mismo, junto a la capilla de dicho camposanto, dedicada al Cristo de la Misericordia. De corte neogótico, el pequeño recinto asemeja más a un osario que a un panteón propiamente dicho. Bajo la incripción en la que se lee "Roca de Togores y Carrasco. 1883", se abre la puerta principal, y en el suelo una losa con argollas, a la que se supone fueron trasladados los restos procedentes del antiguo cementerio de comienzos del siglo XIX. Apesar del estado de relativo abandono en el que se encuentra este panteón, aún puede vislumbrarse en el interior la lápida funeraria de Doña María Joaquina, con el epitafio aludido anteriormente.

The Nazarene Jesus Father. A Baroque sculpture of Luisa Roldán

Observamos con sorpresa que nuestro blog es visitado por personas de todo el mundo, a ellas va dirigida esta pequeña reseña sobre el Nazareno de Sisante (Cuenca).

The Nazarene Jesus Father. A Baroque sculpture of Luisa Roldán

A closed jewel containing great symbol
Sisante is a small village, just 1800 inhabitants, but this fact changes every Friday in March. Year after year hordes of people come to pray above the figure of the Nazarene, known in the region as “our Nazarene Jesus Father”. The Nazarene is exhibited in a little Chapel of a nun’s convent closing. Women are not allowed to see the nuns. Only men with any task can do it: plumbers, bricklayer, etc.
Jesus Father is venerated with a great fervour. It’s a tradition to kiss his feet and ask for the family’s health or whatever you wish.
The figure is allowed to go out in a procession every 100 year. Next time will be in 2011. People are very enthusiastic because not everybody can live this experience.


A death made it possible
The convent was built in the Baroque style with Salomon columns and a golden colourful altarpiece. The convent is a very pretty jewel itself, but the jewel of the crown is the Nazarene figure. It was sculpted by the Sevillian artist Luisa Roldán, the famous sculptor Luis Roldán’s daughter. It was the seventeenth century and in those days Seville was the metropolis of the Baroque art.
The figure was entrusted by the king Carlos II as a present for the Pope Innocence XI. The death of the king ruined the plans so the Nazarene remained at Luisa’s home until 1711, when father Hortelano bought it for Sisante’s convent.

How to get there
The village is well communicated at the crossroads of two motorways, Madrid- Valencia and Madrid –Alicante. Only one hour and fifty minutes from these cities.
Prices:
The entry to the convent is free, but not always allowed.

domingo, 18 de enero de 2009

Hominem te esse memento.



Hace ya veintinueve años y dos días que murió en Madrid Benjamín Palencia. Sé que no está de moda recordar a los difuntos más allá de la fecha exacta de su aniversario y menos si éste no se traza con cifra redonda. Pero esta noche la casualidad ha desempolvado la separata de Juan Ramón Jiménez que me regaló Elías, la del exlibris de ramas de yedra entrelazadas; una selección de Con el carbón del Sol ilustrada con dibujos de Benjamín muchos años después… Cuando llegó a Madrid y por unos años aquél fue Pigmalión y éste su “buen salvaje”.

Por eso también prefiero el día nublado, que hace ceniza de plata el carbón del sol, ceniza lijera (sic.), húmeda, aventada, ceniza universal, que ya es bastante consuelo para un animalito de fondo, un poeta instintivo, sensual y sensitivo. El andarín de su órbita.

jueves, 15 de enero de 2009

EL POZO DE NIEVE DE ALBACETE Y LA COFRADÍA DE ÁNIMAS DE LA NOCHE

Aún los más mayores recuerdan cómo en lo alto del antiguo Alto de la Villa o Villacerrada se levantaba un edificio conocido como Pozo de la Nieve, cuya función se basaba en abastecer de este preciado material y de hielo durante el año a la población.

En Albacete capital dicho inmueble era propiedad y se encontraba administrado por la Cofradía de Ánimas de la Noche de la localidad, establecida en la entonces Parroquia de San Juan Bautista al menos en el siglo XVIII, tal y como se expresa en el Libro de Ánimas-Fundaciones- (1742-1786), que se encuentra en el Archivo Histórico Diocesano de Albacete.

La explotación del Pozo de la Nieve se concentraba especialmente durante tres días de enero, y a lo largo de otros tantos meses en los que fuera posible, con el fin de venderla durante los meses de verano (agosto principalmente), en los que era más necesaria a la población. El procedimiento consistía primeramente en la limpieza del pozo con madera; mientras tanto, varias cuadrillas de unos veintiséis hombres paraban en una de las acequias que circulaban en torno a la villa, con el fin de cargar el hielo en galeras y conducirlo al pozo, se supone que envuelto en paja o similar para su conservación durante el trayecto. Ante la posibilidad de que estas galeras fuesen víctimas de robos y saqueos, la cofradía se preocupó de pagar "a los Ministros de la Justicia por el travaxo de enbargar y asistir a que las galeras fuesen a la recolezion de dicho Yelo."

Por esta operación de acarreo y transporte, en 1753 a estos hombres se les abonó un real por carro de hielo extraído, mas "dos dias a real " por el refresco que les dieron; otros dos reales por el porte, "y de diez y seis arrobas de vino que se gastaron con los sacadores acarreadores, y con setenta y dos jornales que se pagaron a dos reales y tres de comida; y de hechar las paradas para enpresar Yelo; y de diez y seis cargas de Atocha que se an gastado hasta oi en dichas paradas y sacar el pozo tres bezes y jornales de los que trabaxaron en ello."

Una vez transportado el hielo, se cortaba con una cuchilla, se descargaba y se echaba al pozo por una puerta, en donde posteriormente se le pisaba "con Mazas y Pisones para su conservazion."

La actividad del Pozo de la Nieve era incesante a mediados del siglo XVIII, pues abastecía a numerosos clientes. En 1750 la cofradía vendió a la villa de Albacete un total 607 arrobas y media de hielo "en el puesto publico al prezio de dos reales la arroba con obligazion de venderla a cuatro maravedis la libra y remunerar su trabajo y mermas al vendedor, con el exceso de ocho cuartos por arroba." Otros de sus clientes habituales eran los frailes del cercano convento de Los Llanos, "para gasto de su Comunidad, Padre Custodio y Difinidores"; la ciudad de Chinchilla, dos reales y tres cuartillos la arroba; y diferentes eclesiásticos a dos reales la libra "para pagarles en celebración de misas de Animas". En 1753 se contabilizaron nada menos que un total de 318 carros de hielo, a tres reales cada uno.

No es de extrañar que la cofradía recogiese unos sustanciosos ingresos en concepto de la explotación del pozo, que lógicamente mermarían en aquellos años en los que los inviernos no bendijeran los campos con la preciada nieve. Esto, unido a los ingresos procedentes de las limosnas en metálico o en especie (cera y fanegas de trigo), configurarían una cofradía con una buena posición económica que le permitiría afrontar aquellos inviernos secos, pero también afrontar el pago de impuestos, como los 100 reales que abonaron en 1752 a Don Manuel Franco, Administrador del Quinto y Millón del Pozos de Nieve. Aun así, y como nota negativa, la cofradía también disponía de dudores en sus listas, que terminaban por empañar sus cuentas. Así, el convento de Los Llanos le debía 600 reales por la nieve en 1753, y la cofradía no la había cobrado "por dezirle la miseria en que se halla dicho Convento al presente."

lunes, 12 de enero de 2009

Año de nieves...


Si hacemos caso al conocido refrán castellano, el 2009 va a ser un buen año a tenor de las copiosas nevadas que ha dejado sobre toda Europa durante sus primeros días. Pero seguro que dudarán de ello los analistas económicos o los nuevos desempleados, y desde luego no pensarán lo mismo los que se han visto retenidos en aeropuertos o carreteras durante interminables horas, ni aquellos que todavía buscan un trozo de madera que prender o una vieja central nuclear que poner en funcionamiento para calentar las estufas más allá del Danubio. Y es que, creo yo, hay dichos populares que ya no lo son tanto o que, cuando menos, han perdido su sentido inicial para encorsetarse en estampas tan bucólicas y efímeras como un muñeco de hielo.
¿Quién salvo un niño o un esquiador compulsivo podría defender actualmente el dichoso refrán? La nieve es incómoda, traicionera y, sobre todo, fría, muy fría...
Por esto último hubo un tiempo en el cual todo tenía sentido. Aquél en que el cristalino elemento era un bien precioso; cuando la tecnología no sabía de neveras, frigoríficos, ni congeladores y el hielo y la sal -nunca hermanados- eran los únicos conservantes naturales de los alimentos. Sabemos que en Mesopotamia se hacía acopio de nieve 3000 años antes de Cristo y que en Grecia y Roma se utilizaba también con fines terapéuticos. En la Península, los musulmanes potenciaron su valor como conservante, refresco y en usos medicinales, y a partir del siglo XVI se convirtió en un deseado objeto mercantil, sometido a las correspondientes cargas impositivas de la Hacienda del nuevo Estado y al que se dedicaron abundantes tratados sobre sus propiedades curativas.
Comenzaron a construirse entonces los pozos de nieve o ventisqueras, donde almacenarla y preservarla del calor. Eran edificaciones de estructura heterogénea, generalmente de planta circular, semienterrados y cubiertos con falsa cúpula, situados en las umbrías de montes y colinas, y orientados al norte. Allí “los neveros” compactaban y apilaban el hielo recogido durante el invierno y los primeros meses de primavera en las cumbres y prados, entre camas de tierra o paja para dividir la carga y aliviaderos de agua para evitar su licuación. La venta solía realizarse en los meses de estío, abasteciendo a poblaciones cercanas y a otras situadas a decenas de kilómetros gracias al transporte que los arrieros realizaban en grandes vasijas o sobre serones de esparto cubiertos de helecho, siempre de noche.
Con la llegada de los Borbones y de las nuevas costumbres y necesidades diociochescas derivadas del aumento de población y el desarrollo comercial, proliferó la construcción de estos edificios en los aledaños de las grandes poblaciones del levante y sur de España y en las principales rutas de comunicación y distribución de alimentos entre el litoral mediterráneo y la capital.
En relación con lo anterior, a 850 metros de altitud y próximo al casco urbano de Alpera –“pueblo por su constitución frío, destemplado y sano”, como se describe en el Diccionario geográfico de Tomás López (1786-89)- se alzó el “Pocico de la Nieve”, extraordinaria muestra –por dimensiones y estado de conservación- de este tipo de fábricas. Una típica construcción de mampostería y ladrillo hundida en el terreno, con instalaciones aledañas para trabajadores más propias de las explotaciones del domestic system protoindustrial que de las producciones artesanales precedentes. Desconocemos la fecha en que fue erigido, bien pudo ser en los últimos años del siglo XVIII o primeros del XIX, pero a tenor de algunas descripciones de época debía encontrarse a pleno rendimiento a finales de éste y comienzos del XX.
Poco después, la democratización del frío industrial desarrollado por Charles Tellier terminaría por arruinar un sufrido negocio hasta entonces rentable. Los últimos bloques de hielo natural se vendieron en la España de la posguerra…



La resolución de 22-10-2008 de la Dirección General de Patrimonio incoa expediente para declarar Bien de Interés Cultural el Pozo de la Nieve de Alpera, con categoría de Sitio Histórico.

martes, 6 de enero de 2009

Los "juguetes" de Jesús.


Y llegando a la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron, y abriendo sus cofres, le ofrecieron como dones oro, incienso y mirra. (Mateo 2:11)


Como muchos niños españoles en el día de hoy, Jesús tuvo también sus propios "regalos", fruto de la imaginación popular o de la simbología helenizante del sirio redactor del evangelio de Mateo hacia el año 75 de Nuestra Era: Oro, signun regis; incienso, signum dei; mirra, signum sepulturae; como rey, dios y redentor. Para los más prosaicos, entre los que se encuentra San Bernardo de Claraval, el oro estaba destinado a aliviar la pobreza de María, el incienso a desinfectar el establo y la mirra a purgar los intestinos del Niño...

Imagen: Detalle de la Adoración de los Santos Reyes. Lucas Jordán. Iglesia parroquial de El Salvador. La Roda. Sobre la obra y el episodio véase la entrada del 14 de diciembre de 2008.

sábado, 3 de enero de 2009

¡FELIZ 2009! ¿Es posible divulgar sin subvertir?

Sirva esta entrada para felicitar a todos los componentes del grupo, compañeros, seguidores y lectores ocasionales de este blog.
He elegido para hacerlo un fragmento del tradicional concierto de Año Nuevo que desde la sala dorada de la Musikverein dirigió anteayer Daniel Baremboin al frente de la Filarmónica de Viena. Con él quiero proponer una breve reflexión sobre el límite entre la genialidad y el histrionismo a la hora afrontar la divulgación de la cultura. No es ésta una cuestión fútil y, aplicada a la difusión del arte, suscitó importantes controversias entre personalidades del siglo XIX como John Ruskin, Viollet-Le-Duc, Walter Pater o William Morris... todavía sin resolver.
Por cierto, tampoco la Historia de la Música ha situado donde se merece a Joseph Haydn, histrión y genio.
Feliz "Sinfonía de los Adioses".


jueves, 1 de enero de 2009

Huellas de los Carrasco en la Roda (I)

A la salida de La Roda y en la ribera del Júcar, se hallaban dos molinos, uno harinero y otro batanero, que debieron pertenecer a la rama antigua de la familia de la Condesa de Villaleal, una figura nobiliaria muy apegada a la historia de La Roda y de Albacete capital (Señorío de Pozo Rubio). Además de dichos molinos rodenses, esta familia disfrutaba de la posesión de otros varios molinos dispersos por la actual provincia, que le aportaban rentas no desdeñables, como los de Pozo Rubio, cerca de Albacete y dentro del referido señorío familiar; o el levantado sobre el río Polope en Tobarra.

El origen del molino harinero de Los Carrascos partiría de la segunda mitad del siglo XVI, cuando los fundadores de esta casa nobiliaria y residentes en Albacete aportaron a la familia este molino y sus tierras adyacentes como uno más de sus muchas posesiones y vínculos. Así, Don Miguel de Villanueva y su mujer, Doña María Vicente, ya habían fundado un vínculo sobre estas tierras con anterioridad a 1568, año en que Don Miguel hizo testamento. Dicha posesión se fue traspasando entre sus descendientes durante los siglos posteriores, hasta que al final el molino de Los Carrascos fue vendido por Doña Isabel Josefa Carrasco en 1721 a Pedro Carrasco, vecino de Villarrobledo.

Un pequeño acercamiento a este lugar, y desde la perspectiva actual del senderismo cultural, se puede obtener consultando y visualizando caminosfuensanta.blogspot.com (hay que seleccionar la ruta de Villalgordo al Molino del Carrasco).

Mientras, Don Juan de Villanueva, hermano del referido Don Miguel y residente en Albacete, había fundado otro vínculo en la misma zona y jurisdicción de La Roda en 1578, sobre un molino batanero conocido como el de Los Frailes, situado sobre el Júcar al igual que el anterior. Se componía de diversas ruedas de molino, una casa, un batán y una pequeña porción de huertas, que fueron heredando los descendientes como en el caso anterior, mientras que la otra porción se destinó para otros usos. Así, en 1731 uno de aquellos descendientes, Don Juan Carrasco, disponía de la mitad del molino propia de su vínculo, pero sobre la otra mitad existía desde el siglo XVI un censo de 600 reales de principal a favor del convento de la Santísima Trinidad Calzadas de la Villa de La Roda.

Sin embargo, durante el siglo XVIII la fuerza de las aguas había destrozado gran parte de su estructura y muchas de sus ruedas, por lo que ya en el siglo XIX Doña Maria Joaquina de Arce, condesa de Villaleal, y Don Luis Roca de Togores, Conde de Pinohermoso y marido de Doña Francisca de Paula Carrasco, decidieron enajenar estas posesiones en 1818 por su poca rentabilidad, y con su producto poder atender otras que se encontraban igualmente deterioradas pero aportaban mayor beneficio.

EL BELÉN DE LA RODA

La Parroquia de El Salvador de La Roda ha montado un año más un precioso belén, que aumenta el atractivo artístico y cultural de este templo, ya de por sí monumental, y lo convierte asimismo en un referente básico para estos días tan entrañables.
Situado a los pies del templo, distribuye por zonas de izquierda a derecha las escenas evangélicas del misterio cristiano de la Navidad, adornándolas con maquetas y otros elementos de fondo, detalles, figuras y acompañamiento (vegetales, estanques, animales...), que muestran al espectador una ambientación bien conseguida.

Destacan la recreación de las casas y sus interiores, con detalles como plateros, ropas, camas, macetas, carruajes, u otos objetos; las figuras del Nacimiento, de estilística antigua; y diversos elementos efectistas como el ángel que se proyecta sobre la pared de una gruta gracias al juego desarrollado por determinadas luces y un espejo.

El conjunto se acompaña con un diverso grupo de luces de distinto colorido, que se hallan adaptadas a un montaje de video sobre el misterio navideño preparado para el momento. Dicho montaje se proyecta en una pantalla dispuesta en el coro; durante el mismo, las luces se van alternando para iluminar u oscurecer las zonas del belén a las que va aludiendo la proyección.