jueves, 6 de mayo de 2010

Breve apunte sobre el palacio del Marqués de Valdeguerrero en San Clemente (Cuenca)


Los marqueses de Valdeguerrero, de gran notoriedad en San Clemente (Cuenca), se encontraban emparentados con los condes de Villaleal que residían en La Roda. Dicho parentesco provenía de que una cuñada de nuestra Doña María Joaquina de Arce casó con Don Anselmo de Sandoval y Castro, hijo de Don Francisco Ignacio Sandoval -marqués de Valdeguerrero- y Doña Maria Manuela de Castro y Pacheco, moradores en San Clemente.

Así pues, la novia, que se llamaba Doña Francisca de Paula Carrasco y Rocamora, era hermana de Don Fernando Carrasco -conde de Villaleal-, y por lo tanto cuñada de nuestra condesa rodense. El matrimonio terminó poniendo su residencia en Albacete, y tuvieron dos hijos, Hilario y Leonarda.

Pero la vida de Don Anselmo terminó de una manera algo complicada, puesto que a partir de su testamento, fechado el 25 de octubre de 1819 (falleció al dia siguiente), se compruebó que había dilapidado su fortuna y dejaba a sus hijos en una situación económica más bien precaria. Así, en dicho documento, pedía repetidas veces perdón a su mujer y a sus hijos por lo que les hubiese ofendido por los bienes dispendiados, "por su mala conducta y peor ejemplo".



En el mismo testamento, Don Anselmo declaraba que su padre, Don Francisco Ignacio de Sandoval, había gastado 30.000 reales en una casa libre que compró enfrente de la Torre Vieja en la villa de San Clemente, que siendo de gananciales, correspondió la mitad a su madre Doña María Manuela. Además, en la misma villa disponían de otra casa libre en la calle del Arco; esta casa era de su madre, y posteriormente había vendido su parte.



La fachada se encuentra casi tocando la Torre Vieja sobre una estrecha callejuela; en ella la sobriedad viene contrarrestada por los balcones y molduras curvadas, que aportan movimiento y elegancia al conjunto. El toque final, venido de la mano de las pilastras que enmarcan las ventanas y del escudo que se alza sobre la puerta principal, nos habla del poder que detentaban antiguamente las élites que conformaban las oligarquías urbanas.




Hermoso pueblo llamado San Clemente de La Mancha, y hermosa vista ésta del mismo desde uno de los ventanales de la Torre Vieja.
La lluvia no nos abandonó durante toda la jornada, pero mereció la pena la visita. Todo fue vivido con intensidad. Gracias a todos, pero especialmente a Amelia, con quien compartimos momentos muy agradables.