viernes, 3 de febrero de 2012

ASPECTOS DE LA GUERRA DE SUCESIÓN: SOLDADOS ENTRE ALCARAZ Y ALMANSA

Luis Antonio de Belluga y Moncada
Cardenal Belluga
Hacia 1705, la Guerra de Sucesión se encaminaba a una fase más compleja, una vez finalizada las campañas anteriores que terminaron con la pérdida de Gibraltar (1704) y el enfrentamiento en Portugal, en el que los principales ejércitos contendientes se encontraron muy igualados. En estos momentos el archiduque Carlos avanzará hasta llegar a Madrid (1706), y sus tropas se extendieron por Aragón, Valencia y Cataluña, creando una guerra civil encubierta entre los reinos peninsulares.  En dicho año de 1705, los partidarios austríacos dirigieron una flota hacia Denia, adentrándose hasta Gandía y Alcira.  Debido a ello,  las zonas cercanas a Levante decidieron rearmarse en previsión de posibles enfrentamientos. Así,  el obispo-virrey de Murcia, el Cardenal Belluga, consiguió hacerles frente en la capital murciana (Batalla del Huerto de las Bombas, 1706), gracias a la cual el ejército borbónico del duque de Berwick pudo recuperar el Campo de Cartagena (Batalla del Albujón) y la propia ciudad costera, dando con ello un respiro al sureste español, y dificultando la entrada hacia Andalucía.


General Basset
Autor: Manuel Boix
Mientras, más al interior, ante la cercanía de las tropas del archiduque a Villena, Játiva, Ayora o Fuente la Higuera, los llanos cercanos a Albacete decidieron pertrecharse en espera de los acontecimientos. La principal resistencia a las tropas borbónicas en estas zonas limítrofes con el Reino de Valencia provenía entonces de la mano del general austracista Juan Bautista Basset, que lideró la defensa de Játiva en 1706, frente al ataque de las tropas de Felipe V, dirigidas por D´Ansfeld.

Ante esta situación, Almansa recibió voluntarios de zonas aledañas como Chinchilla, El Villar, La Roda, Munera, Alpera, El Bonillo, Tobarra, Montealegre, Carcelén, y la propia Albacete. Estos voluntarios, distribuidos en compañías, realizaron diversas actuaciones en zonas cercanas. Sin embargo, existieron otras compañías o ejércitos en sí que provenían de lugares más lejanos, y que sin embargo, contribuyeron igualmente a la defensa y socorro de Almansa, teniendo muchas de ellas participación en la batalla definitiva que se desarrolló en 1707 en este lugar. Nos referimos en este caso al cuartel general que asentó en 1705 el Príncipe de Tilly en Alcaraz, guarnecido por 300 caballos y 2.000 infantes, desde donde se planteó en los años siguientes la reconquista de los terrenos circundantes para la causa borbónica, ejército al que se unía la propia milicia local alcaraceña.

Albert Octave Tserclaes, Príncipe de Tilly (+1714), se destacó en la Guerra de Sucesión en la ya mencionada campaña de Portugal, después de la cual fue nombrado Virrey de Navarra, Capitán de la Guardia Real y Grande de España; esto último tras descubrir un complot contra el rey, tramado por el Marqués de Leganés. Sin embargo, a finales de 1705 marchó a las campañas de Aragón y Cataluña, tras las cuales fue nombrado Capitán General de ambas zonas, por lo que su estancia en Alcaraz sería breve.  Aun así, según la documentación municipal, Alcaraz mantuvo su protección con 4 compañías de 25 a 30 hombres de infantería cada una, mas una compañía de caballos; incluso ya en 1704, antes de la llegada de Tilly, disponía una compañía de milicianos formada por hombres que eran reclutados mediante el sistema de sorteo por aldeas, dirigida por su Alférez Miguel Guerrero Munera, la cual envió ese mismo año tropas a las milicias de Andalucía al mando del Marqués de Villadarias. Habría que señalar que el mantenimiento de estas tropas no era tarea fácil, pues se efectuaba mediante el "repartimiento de utensilios" por la ciudad y los caseríos circundantes, y aunque muchos vecinos atendían a los soldados en sus propias casas, el estado de dicho vecindario mostraba una situación de pobreza generalizada.

A pesar de lo difícil de la coyuntura, Alcaraz contribuyó al socorro de Almansa a mediados de julio de 1706, posiblemente al igual que las otras compañías de voluntarios destinadas por otros pueblos, ya citadas anteriormente. Dicho socorro alcaraceño corrió a cargo de la referida compañía de milicias dirigida por el Alférez Miguel Guerrero, pero esta vez también por su Capitán de Milicias, Jerónimo de Vandelvira. Estaba compuesta de 62 hombres, a los que posteriormente se les unieron otros 24 hombres más con armas y dinero, y se dirigieron por las localidades de Pozuelo y Bonete hacia Almansa. La situación de esta ciudad debía de ser en aquellos momentos muy complicada, puesto que a finales de agosto, tan sólo un mes después, fue necesario enviar hacia Almansa otra compañía de caballos, que se incluyó al ejército volante de Don Jerónimo Miño y Valterra, Sargento Mayor de las milicias de la Ciudad y del Reino de Murcia (Don Jerónimo se había destacado en las defensas de Villena y Alicante, encomendadas por el Obispo Belluga), que supuestamente circulaba por la zona. Vemos pues, el importantísimo papel desempeñado por las milicias locales en los ejércitos borbónicos, puesto que no sólo defendían o aprovisionaban los lugares en guerra, sino que gracias a estas labores permitían que los ejércitos profesionales se pudieran dedicar a otras ocupaciones más técnicas.

Duque de Berwick. Batalla de Almansa

En dichas escaramuzas podían sufrir muchas bajas, pero también hacer prisioneros del bando austríaco, como los 65 prisioneros de guerra que a finales de noviembre de 1706 llegaron a Alcaraz sin que se sepa el frente de su procedencia, de los cuales 61 se encontraban enfermos. Muchos fueron atendidos en el Hospital que regentaban en la ciudad los hermanos de San Juan de Dios en la calle Mayor, pero otros se distribuyeron por las casas de los vecinos. El ayuntamiento solicitó que se les cuidara bien, ordenando que se les diera raciones de libra y media de pan, y que los médicos y cirujanos de la ciudad fueran a visitar a los que se alojaban en estas casas particulares.

Plaza Mayor de Alcaraz.
A la izquierda, la iglesia de la
Santísima Trinidad
Pero como la muerte no entiende de fronteras, también fallecían en la ciudad los soldados del bando borbónico. Así, a comienzos de 1707 era enterrado en la iglesia de la Trinidad de Alcaraz el flamenco Juan Bautista Banes, natural de Amberes, "en los estados de Flandes". Recibió la Extrema Unción y los Santos Sacramentos del Licenciado Don Juan Martínez Galdón, cura Teniente de la Iglesia Parroquial de San Ignacio del mismo lugar, ante quien también otorgó testamento el día 18 de enero (falleció el día 28 del mismo mes). Sin embargo, fue su voluntad enterrarse en la Trinidad, por lo que su sacerdote, el Licenciado Don Juan Gabriel Ruiz de Alcalá, anotó que pagó 4 ducados de limosna por los derechos de construcción y rompimiento de sepultura en la fábrica del templo, y aunque pidió que con el valor de la hacienda que tenía en Alcaraz y lo sobrante de pagar las deudas de su enfermedad se le dijeran las misas que se pudieran con ello, al final el montante resultó mayor y lo donado "no alcanzó mas que a la (misa) de cuerpo presente". Nombró como administradoras de los bienes que poseía en Flandes y en el puerto de Cádiz a su madre Dª Isabel Arambara y a sus hermanas Isabel y Catalina, y como albacea al teniente Pedro López Pereyra, natural de Ceuta, que debían decirle otras 500 misas a partir de dichos bienes. Curiosamente, este soldado flamenco servía como Alférez de la Compañía de Don Nicolás Terán Monsaraz, que se encontraba dentro del Regimiento de Don José Carrillo de Albornoz, uno de los participantes ese mismo año en la gran batalla de Almansa. 

D. José Carrillo de Albornoz
Conde de Montemar
Este Regimiento de Carrillo provenía de la recuperación de Cartagena en 1706 (citada más arriba), y pasó el invierno en Alcaraz (momento en el que falleció nuestro amigo de Flandes), marchando en primavera de 1707 hacia Yecla y Villena. Desde aquí participó en la batalla de Almansa en abril, haciendo brigada con la del Marqués de Pozoblanco. Se situó en la primera línea, junto a los regimientos de la Guardia de Corps, de Amezaga, Real de Asturias, y de Rosellón Nuevo. Su misión fue parar la primera carga de los dragones dirigidos por Lord Galway, a los que persiguió haciendo en principio retroceder hasta su propia línea; pero el fuego incesante de la infantería inglesa, entremezclada con su caballería, les hizo retroceder. (¿Sería, pues, la situación de este regimiento de Carrillo de Albornoz, la que ocupamos en nuestra reciente visita al lugar?). 

Los supervivientes del regimiento marcharían en los meses siguientes a las campañas del Reino de Valencia y Lérida. Mientras, en Alcaraz se mantenían los militares y las muertes, como la del soldado gallego Alonso Borques, enterrado como pobre en la iglesia de Santa María justo dos días antes de la batalla de Almansa. Falleció por muerte violenta junto a la localidad vecina de El Cepillo, por lo que no pudieron oficiarle los Santos Sacramentos. Era un soldado de la Compañía de Don Manuel de Cárdenas Santa Ana, "del Regimiento de la Reyna Nuestra Señora". Este regimiento de caballería fue fundado en 1703, y en la batalla de Almansa se encontraba en la segunda línea, a la derecha, junto a los de Caballería de Ordenes Viejo, de Ordenes Nuevo, de Armendáriz, de Rambla, y de Mahony. 

Nuestros soldados gallego y flamenco no pudieron llegar a Almansa desde Alcaraz, porque la muerte les sorprendió antes. Quizá debamos entender que hay cosas que superan a las tantas veces inexplicables rencillas y guerras humanas.


LA BATALLA DE ALMANSA 1707

Aquí os presento un vídeo en el que de forma muy breve se explica el desarrollo de la batalla utilizando imágenes de las recreaciones históricas. Espero que os guste

martes, 24 de enero de 2012

Para obtener más información

Os pongo el enlace a la página del Centro de Interpretación de la Batalla de Almansa. Contiene bastante información de interés.

http://almansa2007.usuarios.tvalmansa.com/

lunes, 23 de enero de 2012

LA BATALLA DE ALMANSA EN IMÁGENES

La batalla de Almansa, cuyo campo de batalla visitamos en la jornada de ayer, se ha visto reflejada en diversas obras artísticas y gráficas. Algunas de las más representativas son:









LA BATALLA DE ALMANSA - Bonaventura Ligli y Filipo Palotta














LA BATALLA DE ALMANSA - Ricardo Balaca















VIEWS IN SPAIN - Edward Hawke Locker





































GRABADO DE LA BATALLA DE ALMANSA - Tomás López Enguídanos y Alejandro Blanco































BATALLA DE ALMANSA - Litografía firmada por A. Roca perteneciente a la obra "Las glorias nacionales: Grande Historia Universal de todos los reinos, provincias, islas y colonias de la Monarquía Española, desde los tiempos primitivos hasta el año 1852" publicado en la Imprenta Luis Tasso entre 1852-1854. Dicha obra en realidad es una reproducción de La batalla de Denain de Jean Alaux.














Durante el siglo XVIII se acuñó en Francia una serie de monedas dedicada al reinado de Luis XIV, en el reverso de una de las cuales podía leerse en latín u: "Vencidos los enemigos junto a Almansa el 25 de abril de 1707".


Para concluir, la batalla de Almansa constituye un símbolo tan identificativo de la provincia de Albacete que es precisamente la escena utilizada para representar a todos los albaceteños en la plaza de España de Sevilla.












BANCO DE ALBACETE (PLAZA DE ESPAÑA - SEVILLA) - Enrique Orce Mármol.

CAMINAMOS, LUEGO EXISTIMOS...











Arrancamos con el año una nueva aventura de Rutba, esta vez en calma, sin la habitual malignidad climática que nos acompaña. Hemos variado la ruta inicial hacia Villarrobledo por el camino de Levante hasta Almansa; un giro de 180º que no nos defrauda. Cambiamos San Blas por el Castillo, y el arte de las tinajas por el Centro de Interpretación de la Batalla que en 1707 giró los destinos de Europa y de España.


En éste último nos recibe cordial Herminio, gran conocedor y entusiasta narrador del acontecimiento. Una breve introducción en la pequeña y aprovechada sala del mismo, nos sitúa con precisión en el escenario y el tiempo. Con rigor, vamos conociendo a los contendientes y profundizando en los protagonistas de la historia: Felipe de Anjou, el Archiduque Carlos, el Rey Sol... Alguno de nosotros hace propósito de ahondar en la investigación de vuelta a casa y en todos aumenta el deseo por pisar el terreno del conflicto.


Ya en la campa, revivimos minuciosamente la sucesión de acontecimientos de una batalla que Herminio nos describe breve, de apenas unas pocas horas, y que adivinamos no obstante cruel e intensa. Ilustrados con el mágnifico cuadro de Phillipo Palotta, repasamos la geografía del enfrentamiento, el despliegue de los batallones borbonicos, castellanos y franceses, que pretenden cerrar el corredor hacia la Meseta a las tropas austracistas, inglesas, portuguesas y holandesas, procedentes de Caudete. Imaginamos la descarga de las baterías que a las 3 de la tarde del 25 de abril iniciarían el enfrentamiento desde un molino próximo; a los temibles dragones británicos y la magnífica caballería española. Repasamos las curiosidades del destino: un comendante inglés, el duque de Berwick, manda las tropas francesas; otro francés, Henri de Massue, conde de Galway, las inglesas.


Nuestro cicerone revive las dificultades de organizar y asegurar la manutención del ejército, nos habla de técnicas de batalla y de los topónimos que aún perviven; de la desvandada de las tropas portuguesas y de los noblezuelos que hacen llegar las ordenes decisivas del de Berwick hasta frente, simples y precisas: "girar los batallones centrales 90º para hacer un pasillo letal a las fuerzas del pretendiente". En pocas horas, el fin. De los 40.000 hombres que comenzaron el combate yacen en el campo casi la mitad...


Terminamos con una reflexión conmovedora sobre la inutilidad de la guerra. Comprendemos que el Centro es un puente para la concordia y la reflexión, para la paz y la construcción común. Educar en valores desde las entrañas de la irracionalidad humana.




La excursión termina con una inevitable visita al castillo de la ciudad; que fue de almohades, manueles y pachecos. Se yergue espléndido sobre el valle y conserva una bellísima torre del homenaje con elementos tardogóticos de singular construcción.




Volveremos a Almansa, a seguir aprendiendo de su pasado y de nuestra historia.


martes, 8 de noviembre de 2011

CURSO 2011/2012



Bueno chicos, ya estamos aquí otra vez. Después del azaroso comienzo de curso, cada mochuelo en su olivo -o en el prestado-, Rutba vuelve a caminar; con renovados ánimos, para seguir descubriendo nuestra región. Somos como Echanove y Arias, pero con más gracia y presupuesto propio. Esto sí es para comérselo, estoy sí es por amor al arte... Adavant! (para cuando vayamos a Raspay).


Mi nuevo y provisional olivo. El centro logístico.

martes, 10 de mayo de 2011

UBI SUNT?



Don Francisco de Quevedo y Villegas, Caballero de la Orden de Santiago, nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 y murió en Villanueva de los Infantes el 8 de septiembre de 1645, en su celda del Convento de Santo Domingo. En su testamento había expresado el deseo de ser enterrado en la Capilla mayor de la iglesia del convento, y ser trasladado con posterioridad a Madrid, al Convento de Santo Domingo el Real, donde se encontraba la tumba de su hermana Margarita. Fue enterrado en la iglesia parroquial de San Andrés, en una capilla noble perteneciente a la familia Bustos, y sus restos se trasladaron después a la cripta de la parroquia, ubicada bajo la Sala Capitular. No se tuvieron en cuenta, por tanto, sus deseos.

Se enterró con unas espuelas de oro, que había usado con motivo de su nombramiento como Caballero de la Orden de Santiago y que fueron robadas al saquear su tumba. Al cabo de unos años, en la Plaza Mayor de Villanueva, se celebró una fiesta taurina en la que un joven murió embestido por el toro. El joven lucía unas espléndidas espuelas de oro y cuenta la leyenda que fue el castigo recibido por su atrevimiento.

Ya en el siglo XIX, se decidió la creación en Madrid de un Panteón Nacional de Hombres Ilustres donde reunir a los difuntos españoles más célebres. Se solicitó a Villanueva la entrega de los restos, pero era difícil encontrarlos entre los muchos enterrados en la cripta de San Andrés, por lo que parece ser que los huesos que se enviaron a la capital no correspondían al escritor.

En 1920, y tras el fracaso del panteón, Don Francisco regresa a Villanueva y queda sepultado en la ermita del Cristo de Jamila, bajo una lápida de mármol blanco identificada como apócrifa. Tuvo que llegar el año 2007, para que un equipo de antropología forense de la Universidad Complutense de Madrid encontrara en la cripta de San Andrés, entre más de treinta mil piezas, algunos restos, al parecer de nuestro escritor: un par de fémures, una clavícula, algunas vértebras...

“Serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.”






Escrito por Beatriz Fernández Santamaría.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Villanueva de los Infantes: Arte, cultura, aniversarios y devociones perdidas

Una de las muchas vivencias históricas que se pueden encontrar por las solariegas calles de esta ciudad manchega, es la que nos traslada a tiempos bajomedievales a través de la presencia de la Orden de Predicadores o Dominicos en el lugar. Dicha presencia resultó de una enorme relevancia en Villanueva, a juzgar por los restos artísticos, culturales y devocionales de la misma que aún perduran, y que nuestro grupo de trabajo RUTBA tuvo la oportunidad de comprobar durante su reciente y grata visita a la localidad.

* Acercamiento histórico

El origen de Villanueva de los Infantes se remonta hasta diversos poblados prehistóricos de las Edades del Cobre y del Bronce, en cuyas cercanías se levantó tiempo después un poblado romano, fundado según la tradición por un liberto de Augusto llamado Marco Ulpio Gresario. En los siglos siguientes las invasiones árabes destruyeron el enclave, que sería reconstruido posiblemente por familias judías, con el nombre de Jamila.

Tras la derrota de los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), Alfonso VIII la recuperó y la entregó a la Orden de Santiago, a cuyos territorios o maestrazgo ya pertenecía al menos desde 1245. Sin embargo, la continuidad de la repoblación cristiana en Jamila no duró demasiado tiempo, ya que las malas condiciones de vida y la insalubridad del lugar, derivados de la humedad proveniente del rio Jabalón, condujeron a que los vecinos se trasladaran a un nuevo asentamiento al que llamaron La Moraleja, muy cercano a la actual ubicación de Villanueva de los Infantes.

Desde 1350 La Moraleja fue una aldea dependiente de Montiel; sin embargo, su enorme prosperidad provocó que en el siglo XV su población superara a la de Montiel, por lo que el maestre de la Orden de Santiago e infante de Aragón, Don Enrique, determinó convertirla en villa independiente el 10 de febrero de 1421, concediéndole jurisdicción y sello propios. En agradecimiento por este gesto hacia el infante y sus hermanos, La Moraleja cambió su nombre por el de Infantes en 1480, al que en 1490 se le unió el de Villanueva.

Durante toda la Edad Moderna su población continuó creciendo, convirtiéndose en una ciudad de importancia, siendo nombrada capital política y eclesiástica del Campo de Montiel por Felipe II en 1573, así como sede de la Gobernación de la Orden de Santiago en dicha época. Igualmente, fue centro cultural de gran renombre durante el Siglo de Oro, a cuya memoria pertenecen personalidades como Santo Tomás de Villanueva, el humanista Jiménez Patón, el artista Francisco Cano, y los genios universales de Quevedo, Cervantes o Lope de Vega.

Su relevancia aún se mantuvo en los inicios de la Edad Contemporánea, al radicar en ella la sede de la Junta Superior de La Mancha que se enfrentó a los franceses durante la Guerra de la Independencia, y culminando el siglo XIX con la concesión del título de ciudad por la reina Mª Cristina de Habsburgo en 1895. Finalmente, obtuvo la declaración de Conjunto Histórico Artístico en 1974.


* Los restos de la Orden de Predicadores. Devoción y cultura.


Volvamos de nuevo a tiempos bajomedievales para encontrar los vestigios de una de las devociones que nacieron en la antigua Moraleja para cristalizar en la floreciente Villanueva, y que por lo tanto se encuentra dentro de su esencia cultural. Como en otros muchos lugares de nuestra geografía, la figura de Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), fundador de la Orden de Predicadores o Dominicos conformó la creación de una orden monástica que tuvo mucho que ver en la repoblación de estas tierras manchegas, no sólo con la fundación de conventos y la posesión de extensas propiedades rústicas y urbanas, sino también con la propagación de actitudes y devociones religiosas como la del Santo Rosario, la cual originó el nacimiento de las populares cofradías dedicadas a la Virgen del Rosario.

En Villanueva no es raro encontrar edificios emblemáticos de la orden dominica, además de algunos otros con los que podamos relacionarla, tales como la Casa de la Inquisición situada en la calle de Santo Tomás, institución cercana a la Orden desde antiguo. Los símbolos dominicos que se pueden encontrar por la población resultan fácilmente identificables: la cruz flordelisada en tonos blanco y negro, o el perro con la antorcha en la boca; en otros casos también aparecen una estrella y un ramo de azucenas, y todos hacen referencia a la familia o a momentos de la vida de Santo Domingo.

Aunque tradicionalmente se le conoce como una imagen de San Vicente Ferrer, tal vez pudiera tratarse de la del santo fundador aquella que podemos contemplar en el interior de una hornacina o nicho en la portada del Convento de la Encarnación que abre hacia la calle Honda. El santo dispone a sus pies la citada escultura del perro con la antorcha en su boca. Su interpretación hace referencia al sueño que tuvo la madre de Santo Domingo antes de que él naciera (encendería el fuego de Jesucristo por el mundo mediante la predicación), o al juego de las palabras latinas Dominicus (Domingo), o bien dominus (señor) y canis (perro): el "perro del Señor" o "el vigilante de la viña del Señor".

Este convento de monjas dominicas de la Encarnación fue fundado en 1598, pero tras los decretos desamortizadores del siglo XIX, actualmente tan sólo queda su iglesia, de la cual sobresale un altorrelieve de la Encarnación dispuesto en la fachada principal que da a la calle Cervantes.

Esta misma devoción sería el germen del otro convento dominico en Villanueva, el de Santo Domingo, fundado en 1526 y cuya iglesia muestra una curiosa portada decorada con la imagen de un fraile dominico predicando desde el interior de un púlpito; todo ello queda enmarcado por una hornacina, coronada por un letrero o cartela sobre el cual puede leerse "Orden de Predicadores."

Fue desamortizado en el año 1844, destinándose a su altar mayor el sencillo pero bello retablo que procedía del antiguo convento franciscano de la localidad, que fue igualmente desamortizado.


Del antiguo convento dominico, cuyas dependencias funcionaron como escuelas hasta el año 1979 y que se encuentra actualmente convertido en hospedería, se mantiene un claustro de armónicas proporciones y ladrillo mudéjar, así como la celda en la que falleció el insigne escritor Francisco de Quevedo en septiembre de 1645.


* Siguiendo a San Vicente Ferrer por La Mancha (600 Aniversario de su predicación castellana)


Otra de las grandes figuras de la Orden de Predicadores fue San Vicente Ferrer (1350-1419), que gozó en aquellos siglos de gran fama por sus milagros y su brillante oratoria. En sus sermones, que podían durar hasta seis horas, se centraba especialmente en temas como el mantenimiento de las buenas costumbres (sobre todo en las mujeres), y la penitencia, para lo cual se hacía acompañar en sus viajes de dos procesiones, a modo de misterioso e intrigante cortejo: una de hombres que portaban una imagen de Cristo Crucificado, y otra de mujeres que llevaban una imagen de la Virgen. Es por esto por lo que recientemente se le atribuye en cierta manera uno de los orígenes remotos de los primeros comportamientos procesionales penitenciales, así como de cofradías como las de la Sangre de Cristo o de la Vera Cruz.



Sin embargo, su postura enconada en contra de la comunidad judía, aún hoy genera controversias sobre su comportamiento. Ejemplos como la promulgación de las antijudaicas Leyes de Ayllón y el cierre de la sinagoga de Santa María la Blanca de Toledo, sucedidos ambos hechos en 1411 gracias a su predicación en aquellas ciudades, marcaron para siempre los destinos de dicha comunidad, al generar conversiones en masa, y cierta actitud hostil hacia los hebreos por parte de los cristianos.


Quizá por ello y por algunas otras razones que con los siglos se han difuminado en la memoria, en muchos lugares el santo no era bien recibido; en este sentido, resulta bien conocida la tradición aún presente en varias zonas, referente a que a la salida de los pueblos se sacudía las sandalias para no volver más allí. Así se conoce en Alcaraz o en Lorca, lugar éste último donde fue el mismo santo el que comentó que de allí no quería ni el polvo. Por ello, una canción de la misa de la Aurora de esta localidad decía: San Vicente, patrón de Valencia/ al subir al Cielo, le dijo al Señor / que de Lorca no quería ni el polvo;/y el Señor le dijo que tenía razón./ En una ocasión/ le pusieron en la Corredera/ y le pasaron coches y carros en montón./


Precisamente este año de 2011 se conmemoran los 600 años de la predicación que el santo efectuó en la primavera de 1411 desde Murcia hacia el interior de la Meseta, hasta llegar a Salamanca en 1412. Pero… ¿Realmente pudo pasar San Vicente por Villanueva? Nada se sabe al respecto, pero nos aventuraremos en las profundidades de la Historia, aportando la posibilidad clara de que el santo sí visitara la localidad. Como tal lo apunta el estudioso Pedro M. Cátedra, afirmando que durante su peregrinación castellana por estas zonas del interior, el santo recorrió un itinerario que según los documentos antiguos recopilados por el autor, discurría por estas localidades:


Murcia, Molina, Cieza, Jumilla, Alcaraz, Moraleja, Albacete, Villaverde, Villarreal, Malagón, Jémenes, Orgaz, Nambroca, Toledo.


De estos nombres, Jémenes debe de tratarse del actual Los Yébenes, y Villarreal, puede resultar el nombre antiguo de la actual Ciudad Real (ya mencionada como Villareal en tiempos de Alfonso X). De esta misma forma, hemos de identificar Moraleja con nuestra La Moraleja de comienzo de este artículo, cuando nos referíamos a la población que sustituyó a la vieja Jamila y se conformó como el origen de la actual Villanueva, Así pues, todo apunta a que efectivamente San Vicente Ferrer la visitó, pero cuando aún era la villa dependiente de Montiel, y todavía no se habían fundado ninguno de los conventos dominicos de los que hemos hablado anteriormente.



Posiblemente su estancia tuviera lugar a finales de la primavera y comienzos de verano. Para ello hemos de seguir el itinerario, del cual diremos que faltan algunas otras localidades, además de seguir probablemente otro orden, puesto que no creemos que a partir del anterior, el santo llegara a La Moraleja, marchara a Albacete, y luego fuera a Villaverde en la sierra, y de ahí a Ciudad Real. Siguiendo al también estudioso Carlos Ayllón, sabemos que el santo salió de Murcia hacia el 11-12 de abril de 1411, llegando a Cieza el 16 de abril. Pasó por Hellín y Tobarra, llegando a Chinchilla entre el 21 de abril y el 9 de mayo. Permaneció en Albacete entre el 10 y el 12 de mayo, y luego partió hacia Balazote, llegando al día siguiente a Alcaraz (13 de mayo), lugar en el que permaneció varias jornadas porque según la Crónica del Padre Pareja “el partido de los vicios estaba muy pujante; y con especialidad en las mujeres.”

En adelante, la comitiva avanzaría hacia tierras de La Mancha, pasando probablemente por Villaverde, Moraleja, Ciudad Real, Malagón, Los Yébenes, Orgaz, y Nambroca, lugar éste último en donde predicó el 30 de junio. Llegó a Toledo ese mismo día, tras haber comido en Nambroca; según P.M. Cátedra, entró montado en un asno, con un sombrero de paja y bendiciendo a la gente que intentaba acercarse a él para tocarle; mientras, desfilaba por delante de él una gran comparsa de doscientos hombres y trescientas mujeres que marchaban en procesión rezando. Finalmente, ya entrado julio partió para Ayllón (Segovia). Se deduce con todo esto que el santo pudo visitar La Moraleja (Villanueva) a finales de la primavera de 1411, entre el 13 de mayo, fecha de su llegada a Alcaraz, y el 30 de junio, momento de su predicación en Nambroca.

Sirva este artículo no sólo para mostrar un poco de luz sobre una visita de alguien singular ya perdida en el tiempo, sino también para que la memoria cultural se busque, se reconstruya y se conmemore, como fundamento de la esencia de las poblaciones y de lugares tan hermosos como este.


sábado, 19 de febrero de 2011

RUTBA EXISTE: LA "RUTBA" IRAQUÍ









Todos sabemos que nuestro grupo de trabajo se llama Rutba por el nombre originario de La Roda, donde se haya nuestro Instituto de Educación Secundaría Maestro Juan Rubio. Sin embargo el otro día por casualidad, como suele ocurrir en la mayoría de las ocasiones, descubrí que RUTBA EXISTE, y no me refiero ya como grupo de trabajo, sino como localidad.

Ar Rutbah también conocida como RUTBA, Rutbah o Ar Rutba es una ciudad iraquí de la provincia de Al-Anbar occidental. Dicha población se encuentra ubicada sobre la meseta arábiga y cuenta con una población aproximadamente de 55000 habitantes, ocupando una posición estratégica en la carretera Ammán-Bagdad y el corredor Mosul-Haifa. Está considerada una zona húmeda, recibiendo 114,3 mm anuales.

Buceando un poco en su historia, descubrí que durante la administración británica, Rutba Wells, como era conocida entonces, era una escala obligada de las Líneas Aéreas Imperiales sobre vuelos entre Gran Bretaña y la India o la región del Golfo, así como en la ruta terrestre entre Bagdad y Damasco.

Debido a su posición estratégica, la ciudad ha desempeñado un papel importante en los recientes conflictos entre Estados Unidos e Irak. Así durante la Guerra del Golfo de 1991, Rutba fue utilizada como plataforma de lanzamiento y, tras la invasión de 2003 de Irak, fue utilizada por el Tercer Regimiento Armado de Caballeria del ejército de los Estados Unidos, siendo el escenario de las ejecuciones fingidas de prisioneros iraquíes, por las que fue condenado un capitán del ejercito estadounidense.








En el año 2004 los marines nortemericanos revelaron a los soldados del ejército y tomaron el mando de la ciudad, estableciéndose en el "Campamento Coreano", llamado así debido a que la base se asienta sobre un antiguo poblado de trabajadores coreanos que trabajaban en la carretera de Ammán-Bagdad.

A principios de 2007, el reclutamiento de cerca de 200 hombres para su entrenamiento como miembros de la nueva policía irakí marcaba el progreso de la transición de poder en Rutba, que concluiría el 1 de mayo de 2010, con la entrega del "Campamento Coreano" al ejército iraquí.

En la actualidad las fuerzas de la coalición están centradas en la prestación de ayuda de todo tipo a los residentes de la ciudad, incluyendo los más urgentes como el suministro de alimentos y agua, así como necesidades agricolas y educativas. De igual forma los esfuerzos también se dirigen hacia la reparación de infraestructuras, como por ejemplo de la red de energía eléctrica.

martes, 15 de febrero de 2011

RUTBA ON TOUR











Tras el descanso vacacional, nuestro grupo continúa con sus actividades. La diáspora de alguno de sus miembros originales nos condiciona la visita y facilita nuevos horizontes. Vamos a Yeste, a disfrutar de un estupendo fin de semana campestre, un delicioso potaje bochero y de su excepcional patrimonio, del que os dejamos unas muestras a través de nuestras fotografías.