lunes, 23 de noviembre de 2009

Las pinturas rupestres de Minateda














Las pinturas rupestres de Minateda se encuentran ubicadas en un refugio que domina el valle del arroyo de Tobarra y frente al famoso tolmo de Minateda, donde en la actualidad encontramos restos desde época íbera hasta el dominio musulmán.

Las pinturas fueron descubiertas en 1914 por Juan Jiménez Llamas, un buscador de arte rupestre que trabajaba para Henri Breuil, el mayor estudioso de este arte a principios del siglo XX, causando gran impresión tanto por la cantidad de figuras, como por la variedad temática y la diversidad estilística.














Las pinturas se han fechado de una manera amplia entre el inicio del Neolítico hasta llegar comienzos de la Edad del Hierro, por lo que nos movemos en un lapso de tiempo aproximado que va desde el año 6.000 hasta el año 1.000 antes de nuestra Era.

En ellas, se puede apreciar tanto la representación de estilo levantino naturalista, con escenas de caza o representaciones de animales de muy buena calidad, como el estilo esquemático, más geométrico y lineal, en su versión macroesquemática como microesquemática.


















La pintura levantina se caracteriza por aparecer generalmente en abrigos al aire libre o covachas, ciñéndose a la técnica pictórica y abandonando el grabado. Al contrario que ocurre en la escuela hispanofrancesa (Altamira,…) el hombre tiene una gran importancia en la representación, teniendo las escenas un carácter narrativo.














Las figuras se plantean como siluetas planas y sin volumen, perfiladas con trazos finos y rellenas de un único color. La plasmación de animales es naturalista, aunque no detalla órganos ni partes concretas, mientras que la figura humana contrasta por su tendencia a la estilización.

El lugar en que se localizan, orientado al este, por donde sale el sol, nos informa de sus intereses de tipo religioso y cultural. Además el total dominio del valle desde la posición en que se encuentra el refugió no hace incidir en la idea del carácter propiciatorio de las pinturas rupestres.














El friso de Minateda no está completamente restaurado lo que nos permite reflexionar sobre lo delicados que son estos restos y las graves consecuencias que pueden tener nuestras acciones para la conservación de este legado.

Además de todo lo mencionado este abrigo se encuentra a muy poca distancia del nombrado tolmo de Minateda, completando la oferta de este parque arqueológico que, de este modo, abarca un abanico que se inicia en el neolítico con las pinturas rupestres y se cierra con los restos pertenecientes a la dominación musulmana.

1 comentario:

MANUEL dijo...

Preciosas imágenes del abrigo de Minateda recién restaurado. Un prodigio para los que hemos tenido que sufrir tantas veces la veladura de la cal... El paso siguiente es asegurar su conservación. Gracias Rubén por tus imágenes y a Terry por su cordialidad y trato.