martes, 21 de abril de 2009

Don Fernando Carrasco. Un gran olvidado.

Nuestra famosa marquesa afincada en La Roda, Doña Joaquina de Arce y Lara, representaba el ejemplo claro de aquellas mujeres que aunque en aquella época no podían disfrutar directamente de cargos y preeminencias, sí les correspondía la tarea de transmitirlos a los varones que se estableciese según la legislación del momento. Así, Doña Joaquina había heredado varios oficios de su padre, regidor en su día del ayuntamiento de La Roda, que más tarde serían ejercidos por su marido, Don Fernando Carrasco Rocamora, Señor de Pozo Rubio. Uno de aquellos oficios consistía en un cargo de "Regidor Preeminente de Primera acecentado con voz y voto"  junto con las "ejecutorias civil y criminal del Número y Ayuntamiento (...) con la facultad de nombrar tenientes que la sirvan". De este modo, el 4 de agosto de 1803 fue nombrado Teniente Don Diego de la Torre y Villanueva.

Aquel poder con el que los miembros de esta familia nobiliaria influían en la politica fue ejercido igualmente en la localidad de Albacete, donde también residían de manera habitual. Sin embargo, no parece que Don Fernando utilizara ese poder de manera arbitraria sino que más bien se comportó en su dia como una persona en principio coherente y de buen proceder; era muy ilustrado, y siempre andaba preocupado por mantener en orden su archivo personal, tareas que sin embargo no le obstaculizaban a la hora de intentar aumentar sus propiedades con otras procedentes de ramas extintas de la familia, o de moverse hábilmente en los muchos pleitos que por entonces andaban abiertos por el mantenimiento de la jurisdicción del señorío de Pozo Rubio, siempre atacada por el vecino concejo albacetense.

Anotemos como curiosidad que junto a la tarea de Alférez Mayor de Albacete, durante diecinueve años trabajó como Tesorero de Caminos de las obras de la carretera de Valencia, "sin interés ni consignación alguna, con sólo el fin de hacer este servicio en beneficio de la Corona." De igual modo, ejerció como Juez y Director Económico de las obras del Real Canal "para el desague  de las Lagunas de este término",  una tarea que le fue encomendada por la Secretaría de Despacho Universal de Estado y Hacienda, a través de las Reales Órdenes insertas en la Real Orden del día 1 de enero de 1805. Ambas ocupaciones mejoraron notablemente con el tiempo la calidad de vida en la villa albacetense, por lo que la labor en ellas de Don Fernando resulta loable, además de desconocida y por lo tanto poco reconocida.

Ante tantos trabajos por efectuar, Don Fernando llegó en un momento a dejar traslucir su fondo sentimental, reconociendo el hecho de que muchas veces se vio en la obligación de dejar a su "cara y amada esposa", con el fin de llevar a cabo estas responsabilidades.

Falleció en 1807, siendo enterrado en el nuevo cementerio de Albacete, del que ya hablamos en otro lugar.



1 comentario:

MANUEL dijo...

Breve y merecido recuerdo a D. Fernando Carrasco, promotor de una de las redes de canalización más originales del país y decisiva para el desarrollo de la ciudad de Albacete.