jueves, 18 de diciembre de 2008

Crónica de una excursión no anunciada




8,30 de la mañana, en el aparcamiento de Carrefour. Está lloviendo, así que la cosa no pinta muy bien. LLegamos Paloma y yo y al ratillo Carmen, que se había despistado un poco. Por fin, Manuel, que nos trae la buena nueva: se suspende la excursión. Lo ha llamado el guía para decirle que en Ayna jarrea y que la visita a la Cueva del Niño no es posible. Desde La Roda llega Rubén y le comunicamos la noticia.

Un café con churros (y fritilla) en La Milagrosa, a ver si el día se endereza. Manuel nos propone visitar algunas cosas cerca de Albacete y sin saber muy bien a dónde nos dirigimos nos montamos en el coche y nos dejamos llevar.

La primera parada es Tobarra, donde vemos un eremitorio rupestre, posiblemente de época altomedieval, excavado en la roca. Seguimos ruta y en los alrededores de Albatana nos sorprende un acueducto que tradicionalmente se consideró como romano construido en piedra arenisca que termina en un molino al que daban fuerza sus aguas. La estampa es bucólica, como dijo Carmen, un "locus amoenus": el campo alfombrado de florecillas, el son del agua, el silencio... y bueno, un frio que pela. Así que nada mejor que un vaso de vino y unas empanadillas para entrar en calor. En un ribazo nos sentamos y damos buena cuenta en animada charla.

Terminado el tentempié nos dirigimos a Chinchilla donde comemos platos típicos manchegos en un restaurante. Un paseo por el pueblo nos descubre el barrio de las cuevas, la Plaza Mayor con la Iglesia de Santa María del Salvador, el Ayuntamiento, la Torre del Reloj...

Como colofón, en un pub-cueva tomamos algo hasta que la música nos espanta. Vuelta a casa. El día ha merecido la pena. Gracias a Manuel, que además de guía ha sido chófer.

2 comentarios:

MANUEL dijo...

Gracias a todos por una deliciosa excursión.

Unknown dijo...

Lo que esta escrito en amarillo no se ve