jueves, 1 de enero de 2009

Huellas de los Carrasco en la Roda (I)

A la salida de La Roda y en la ribera del Júcar, se hallaban dos molinos, uno harinero y otro batanero, que debieron pertenecer a la rama antigua de la familia de la Condesa de Villaleal, una figura nobiliaria muy apegada a la historia de La Roda y de Albacete capital (Señorío de Pozo Rubio). Además de dichos molinos rodenses, esta familia disfrutaba de la posesión de otros varios molinos dispersos por la actual provincia, que le aportaban rentas no desdeñables, como los de Pozo Rubio, cerca de Albacete y dentro del referido señorío familiar; o el levantado sobre el río Polope en Tobarra.

El origen del molino harinero de Los Carrascos partiría de la segunda mitad del siglo XVI, cuando los fundadores de esta casa nobiliaria y residentes en Albacete aportaron a la familia este molino y sus tierras adyacentes como uno más de sus muchas posesiones y vínculos. Así, Don Miguel de Villanueva y su mujer, Doña María Vicente, ya habían fundado un vínculo sobre estas tierras con anterioridad a 1568, año en que Don Miguel hizo testamento. Dicha posesión se fue traspasando entre sus descendientes durante los siglos posteriores, hasta que al final el molino de Los Carrascos fue vendido por Doña Isabel Josefa Carrasco en 1721 a Pedro Carrasco, vecino de Villarrobledo.

Un pequeño acercamiento a este lugar, y desde la perspectiva actual del senderismo cultural, se puede obtener consultando y visualizando caminosfuensanta.blogspot.com (hay que seleccionar la ruta de Villalgordo al Molino del Carrasco).

Mientras, Don Juan de Villanueva, hermano del referido Don Miguel y residente en Albacete, había fundado otro vínculo en la misma zona y jurisdicción de La Roda en 1578, sobre un molino batanero conocido como el de Los Frailes, situado sobre el Júcar al igual que el anterior. Se componía de diversas ruedas de molino, una casa, un batán y una pequeña porción de huertas, que fueron heredando los descendientes como en el caso anterior, mientras que la otra porción se destinó para otros usos. Así, en 1731 uno de aquellos descendientes, Don Juan Carrasco, disponía de la mitad del molino propia de su vínculo, pero sobre la otra mitad existía desde el siglo XVI un censo de 600 reales de principal a favor del convento de la Santísima Trinidad Calzadas de la Villa de La Roda.

Sin embargo, durante el siglo XVIII la fuerza de las aguas había destrozado gran parte de su estructura y muchas de sus ruedas, por lo que ya en el siglo XIX Doña Maria Joaquina de Arce, condesa de Villaleal, y Don Luis Roca de Togores, Conde de Pinohermoso y marido de Doña Francisca de Paula Carrasco, decidieron enajenar estas posesiones en 1818 por su poca rentabilidad, y con su producto poder atender otras que se encontraban igualmente deterioradas pero aportaban mayor beneficio.

1 comentario:

MANUEL dijo...

Resulta muy interesante esta breve aproximación a la hidalguía rodense durante la Edad Moderna en un intento por conocer el alcance de su potencial económico en el desarrollo de la villa a partir del siglo XVI. Además, la referencia al molino de Polope me ha hecho recordar un breve artículo de Carmen Navarro sobre el que insistiré en futuras entradas.
Espero con impaciencia nuevas entregas de este animado serial.